No son nada cuando echas un vistazo atrás , y con una delicada sonrisa cargada de recuerdos, puedes ver como te quitaba el sombrero de la adolescencia en una romería de verano.
O cuando, entre risas y raciones de almejas, disfrutabais del delicioso aire gaditano.
O ese momento en que apoyada en tu pecho, respirábamos el aire serrano de una noche de verano.
Es como mirar al cielo al cielo e ir uniendo estrellas de momentos únicos e irrepetibles, cosiendo una a una la constelación de nuestra historia.
Con luceros que alumbran como faros a todo aquello que nos falta por vivir, dando luz a cada momento futuro, como alimento necesario e imprescindible.
Y es que hace nueve años, cargados de nervios e incertidumbres, firmamos una vida común que ya conocíamos y deseábamos, rodeados de los que siempre están, de los que estuvieron y de los que siempre nos guiaran aunque ya no estén.
Y vuelvo la cabeza y solo recuerdo orgulloso las sonrisas y los cimientos de lo construido.
Solo veo que juntos todo es posible.
Que juntos todo es mejor.
Que juntos podemos con todo aquello que por separado nos hubiera batido hace años.
Y no veo tiempo. Solo su sonrisa viendo a nuestros hijos crecer.
No son nueve años, ni quince, son una constelacion de momentos. De nuestros momentos. De nuestra vida.